martes, 29 de enero de 2013

ORGANIZACIÓN, HOSTIA, ORGANIZACIÓN...


Ayer volví a escuchar al bocachancla del vicesecretario general de organización del PP (que ya hay que ser pamplinas para ser eso), Carlos Floriano, echando espumarajos al bies contra el PSOE como si estuviera dando misa en lugar de ponerse a organizar el pifostio que tiene en su partido (y salir al balcón a gritar en pelotas como en el chiste: "¡Organización, hostia, organización!" "¿¿Qué le pasa??" "¡Estamos haciendo una orgía, somos tres tíos y catorce tías, y es la quinta vez que me dan por culo!"). Con cara de película antiabortista en blanco y negro y mintiendo más que la cabra de una secta, daba la sensación de que lo que necesitaba era la hostia de un cura para traerlo a su ser, que estaba en trance luciferino de derechas, el Antonio Molina del Valle de los Caídos. La hostia del cura que digo o un buen tarrazo con un martillo de goma, de los de enlosar. Ah, qué hermosura de versión hizo Rita Pavone del martillo. La imagino arreándole en la testa al Floriano, sin dejar de bailar. Mucho mejor este blanco y negro y a tomar por saco el tiesto de las flores y su organización de mierda.

PIAZZA GRANDE


Uno de los cantos más hermosos a la libertad. "Piazza Grande", de Lucio Dalla. Tiene más de cuarenta años, pero yo me enteré ayer, como quien dice. Contra los himnos que ordenan matar gente, este himno a la libertad y contra... la codicia, la hipocresía, la sumisión... Supongo. Es más que eso, pero no se puede definir. O yo no sé. La libertad está en su ser. Escapa a las palabras, incluso las del elogio. Arriba, Lucio Dalla, unos años después de ese momento de perplejidad que cundió por la sala de butacas del Festival de San Remo de 1972. Notad cómo la canción supera a todo el mundo, incluidos los presentadores. "Piazza Grande". Y el mejor vino para todos.