martes, 1 de enero de 2013

ADIÓS, TEUTONA


Adiós, teutona. Nos vamos. No. Del euro no, cachonda. Angelita. Tampoco de Europa, que aquí sabíamos de medicina y de agricultura antes de que vosotros inventarais las cámaras de gas o la col podrida. Nos vamos de ti, rubia. Te dejamos. Os dejamos a ti y a tus mamporreros. Y os devolvemos el cazo. Y el látigo. Y las cartas de chantaje. Y las amenazas de muerte. Y la hucha en forma de casco nazi. ¿Que adónde vamos a ir? Bueno. Pensamos quedarnos en el mismo sitio. Y sin dar el país como dación en pago. Ya ves. Que nos ha dado por razonar a nuestra manera y nos hemos dado cuenta de que deber dinero no es motivo para que muera nadie. Que una deuda entre hombres honrados sí compromete, pero no eso que han amañado vuestros criminales con los nuestros. En todas las casas cuecen habas y bien está percatarse de ellas y apartarlas a tiempo. Así que no vamos a pagar las deudas de nuestros corruptos malnacidos en vuestra casa de putas a cambio del pan de nuestros hijos y la salud de nuestros mayores. Habladlo entre vosotros, si queréis. Por nuestra parte, ya hemos encerrado en la cárcel a los responsables. Nuestros malnacidos. Políticos, banqueros, asesores y demás delincuentes del clero. Ya los iremos juzgando uno por uno (son miles y nos llevará tiempo), pero por lo pronto los hemos sustituido por gente de bien sin ninguna relación con la política y que, por lo tanto, sólo tiene en mente el servicio público, así que en un par de años recuperaremos la salud. Sólo despedirnos de ti y de tus maneras, y avisaros de nuestra decisión como nación independiente. Que pagaremos lo que debemos, sí, pero no lo que haya dicho que debemos una pandilla de criminales. Haced la suma cabal con honor y la pagaremos cabalmente y con el mismo honor. En cuanto no muera nadie por que a ti te pongan una hamaca de seda con bordados en oro y un águila fiera abanicándote en el Reichstag, ambiciosilla. Ya ves que ni con la bota al cuello hemos perdido la alegría, así que dile a tus perros de las agencias, del FMI y del Banco Central Europeo que la vayan apartando. Por las buenas, Angelita. Tú sabes que aquí nos hacemos una pata de jamón con la pata de una cómoda a la que nos presiona la historia. Y cosas peores hemos roído estos años. Sólo por avisar. Pero tú no quedes triste, golosona. A Rajoy siempre lo tendrás de tu parte para lo que quieras retozar por Mallorca y por si quieres engendrar un fin de raza con él (seguro que le sienta bien el embarazo). Sin más, se despide de ti el pueblo español soberano y, con él, todas las ilusiones y topicazos que quieras para este año que comienza, Angelita, teutona, cachonda, ambiciosilla, golosona: señora Merkel. No haga caso en lo de “señora” y que no la volvamos a ver por aquí dándonos órdenes. Si a Baltasar no lo dejáis pasar por negro, a lo mejor Gaspar o Melchor sí que pueden leerte esta carta.