miércoles, 6 de octubre de 2010

MI BARRIO (49)


Los amaneceres en mi barrio son leyenda. Nadie ha visto uno. Dicen de alguno que alguna vez estuvo a punto pero se quedó dormido o estaba soñando. Por eso lo de la rotación de la Tierra no se explica en los colegios de mi barrio, lo mismo que tampoco se explica la conquista de América o Felipe II, por no molestar y para qué, si todo salió mal. Y en el fondo lo que yo creo que pasa con los amaneceres en mi barrio es que la gente los asocia arbitrariamente con madrugar y madrugar sin motivo es cosa de gente ociosa y, luego, como trabajo tampoco hay, pues la gente lo paga con Dios bendito, la curva del horizonte y la adoración de los Reyes Magos. Eso sí, a los atardeceres sí se les tiene mucha afición en mi barrio porque pronto se cena.

MI BARRIO (48)


En mi barrio hay muchos chinos de todas partes. Los chinos son a mi barrio lo que el excipiente en un medicamento: no es lo que te cura, pero sin ellos no hay patatas fritas en bolsa a las doce de la noche. Cuando un chino se acuerda de su tierra no tiene tiempo y sigue trabajando. Acordarse de una cosa tan grande como China lleva muchas horas y los chinos emplean las horas a doble jornada y todas dentro de la tienda. Porque salen muy poco de la tienda. A lo mejor es que sólo hay dos tipos de chinos: el que está dentro de la tienda y el que está fuera con la furgoneta. Porque un chino sin furgoneta sólo sale de su tienda a perseguir al que le ha robado o a por café. Y nunca verás a un chino tomar un café solo. Siempre con leche y sorbiendo muy fuerte para que todos sepamos que el chino está disfrutando de su minuto de asueto. Pero si miras en el diccionario lo que significa la palabra "asueto", es una vacación de un día o de una tarde, y ya tenemos al chino pegando un grito, que tanto asueto seguro que lo mata. Y lo mismo que los banglis ponen esquelas a la entrada de sus tiendas cuando muere uno de sus jefes allá en su tierra, los chinos ponen un puerto de mar donde te plantan otra tienda en mi barrio. No hace mucho vinieron un montón de cucarachas voladoras en una de sus cajas de cartón con olor a barco y todo el mundo aplaudió mucho por la cosa del intercambio cultural y la tolerancia y que chinos somos todos. Sai Tchié.

¿PICASSO PINTÓ UNA OLITA ALGUNA VEZ?


No hay mediocre sin su éxito, ni pintor sin su olita. ¿Picasso pintó una olita alguna vez? Me da la impresión de que no. ¿Cómo sería una ola cubista? De las de cubo y pala cerca, supongo.