miércoles, 31 de marzo de 2010

MI BARRIO (27)

En mi barrio también hay aceleradores de partículas como en Suiza, pero menos neutrales y por calles, y a lo mejor los lunes hasta por zonas. Las partículas que aceleran mucho en la calle Argumosa son las cagarrutas electrones de los perros. Unos se aceleran con ellas en órbita batacazo y otras veces son las propias cagarrutas las que se aceleran en órbita escobazo de barrendero Álamo Gordo La Gente No Tiene Vergüenza. Las partículas que más acelera la gente por bares son las partículas que están dentro del átomo botellín, que es la unidad más pequeña de cerveza que existe desde que se murió el último que tomaba cortos y un tonto del norte que los llamaba zuritos y lo empaquetaron en Atocha para su pueblo. Otras partículas que aceleran mucho en mi barrio son los reojos de vieja cuando te mira el cubata que estás tomando en la calle, pero si tú quieres acelerar el reojo de esa misma vieja le tienes que mirar el bolso y carraspear. Los aceleradores de partículas más bonitos de mi barrio los lunes son los relojes que se miran en la barra de los bares a las siete de la mañana y las furgonetas que se llevan a los polacos al trabajo, que es otro acelerador de partículas pero en la órbita unas veces del protón, otras veces del patrón, y en el número de Avogadro Cágate, Lorito, para la mierda de materia oscura que me pagan. Porque el protón será positivo, pero el patrón ni por el forro. Y otra cosa que se dice mucho en mi barrio del acelerador de partículas de Ginebra es que ya podrían probarlo de Mahou si quieren un Big Bang con aceitunas, canciones y un agujero negro que te dure toda la semana y ponga a los físicos y a los astrónomos a ver el fútbol por satélite. Porque en Suiza entenderán mucho de neutrones siendo siempre tan neutrales, pero los cebollazos gordos gordos tipo Big Bang en la órbita universal, galaxia Melopea, los mejores son los de mi barrio, sin nada que ver con Dios, pero dicho por todo Cristo.

NADIE SE RÍE DOS VECES EN EL MISMO BAÑO

Es lo que tiene el eterno paso del río por la manada de ñus en los documentales. Todos los años tienen que hacerlo y todos los años pasan por el mismo sitio. ¿Es que el jefe de la manada no ha leído a Heráclito? Los cocodrilos seguro que tampoco, porque ahí están esperando a que el camarero de siempre les traiga la carne de ternera a la mesa de siempre y en el mismo punto del río y del calendario. Nadie se baña dos veces en el mismo río, excepto los ñus. Nadie se ríe dos veces en el mismo baño, excepto las tontas drogadictas en el baño de la discoteca y hasta arriba de pastillas con la cara de Obama. El de arriba, un niño de Togo pensando si pedirle dinero a su madre para comprarse un ejemplar de "Vida de los Filósofos Ilustres", de Diógenes Laercio, o comprarse directamente un Astérix, que es lo que van leyendo los ñus cuando cruzan el río. Esas cabezas locas.